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Historia de la IoT
Vehículos conectados, asistentes virtuales, frigoríficos inteligentes y robots inteligentes: El Internet de las Cosas afecta a la vida cotidiana en todo tipo de ámbitos. Pero, ¿qué significa realmente el término? ¿Y cuáles son las ventajas y los retos del IoT?
Cada mañana, las persianas se abren a la hora prevista, la calefacción del baño se enciende automáticamente y la cafetera empieza a preparar la primera taza de café. Cuando se va a trabajar, el garaje se abre solo y se activa el sistema de alarma. El coche conectado recibe información sobre un atasco mientras te diriges al trabajo y sugiere una nueva ruta por sí mismo. Y la planta de producción de la empresa se comunica directamente con el sistema de pedidos y la logística para garantizar que se fabrican los productos pertinentes. Todos estos dispositivos y máquinas inteligentes y conectados forman parte de la Internet de las Cosas.
El Internet de las Cosas (IoT) une los objetos físicos con el mundo virtual. Los dispositivos y máquinas inteligentes están conectados entre sí y a Internet. Capturan información relevante sobre su entorno directo, la analizan y la relacionan. Los dispositivos realizan tareas específicas sobre esa base. Un sensor, por ejemplo, mide la temperatura exterior y el dispositivo inteligente en el que está instalado responde subiendo la calefacción. Todo ello se hace de forma automática, sin que los usuarios tengan que realizar ninguna acción. Los usuarios pueden seguir controlando los dispositivos IoT a distancia si lo desean, por ejemplo, mediante una aplicación en su smartphone.
Internet de las cosas deutsch
Actualmente se habla mucho del Internet de las cosas (o IoT) y de su impacto en todo, desde la forma en que viajamos y hacemos nuestras compras hasta la forma en que los fabricantes hacen un seguimiento de las existencias. Pero, ¿qué es el Internet de los objetos? ¿Cómo funciona? ¿Y es realmente tan importante?
En pocas palabras, el Internet de los objetos es el concepto de conectar cualquier dispositivo (siempre que tenga un interruptor de encendido/apagado) a Internet y a otros dispositivos conectados. La IO es una gigantesca red de cosas y personas conectadas, que recogen y comparten datos sobre su uso y sobre el entorno que las rodea.
Esto incluye un número extraordinario de objetos de todas las formas y tamaños: desde microondas inteligentes, que cocinan automáticamente la comida durante el tiempo adecuado, hasta coches autoconducidos, cuyos complejos sensores detectan los objetos que se encuentran en su camino, pasando por dispositivos de fitness para llevar puestos que miden tu ritmo cardíaco y el número de pasos que has dado ese día, y luego utilizan esa información para sugerirte planes de ejercicio adaptados a ti. Incluso hay balones de fútbol conectados que pueden registrar la distancia y la velocidad a la que se lanzan y registrar esas estadísticas a través de una aplicación para futuros entrenamientos.
Cómo funciona el iot
La Internet de las Cosas (IO) se refiere al vasto mundo de los dispositivos interconectados con sensores incorporados que son capaces de proporcionar datos, y en algunos casos, ser controlados, a través de Internet. Entre los ejemplos más comunes se encuentran muchos dispositivos de automatización del hogar, como termostatos inteligentes y dispositivos de iluminación controlables a distancia, pero hay otros innumerables, desde sensores de tráfico hasta medidores de calidad del agua, pasando por componentes de redes eléctricas inteligentes y el seguimiento de productos manufacturados y flotas de vehículos en todo el mundo.
Debido al rápido crecimiento del espacio de la IO, hay una serie de normas, herramientas, proyectos, políticas, marcos y organizaciones que compiten entre sí con la esperanza de definir cómo se comunican los dispositivos conectados en la era moderna. El código y los estándares abiertos serán cada vez más importantes para garantizar que los dispositivos puedan interconectarse correctamente, así como para el procesamiento de los enormes volúmenes de big data que generarán todos estos dispositivos.
También hay otros dispositivos, desde sensores de frecuencia cardíaca para llevar puestos hasta monitores de bebés o sensores de sueño, que están diseñados para ayudarnos en las tareas diarias o para ayudarnos a controlar la información vital (o no tan vital). Dispositivos como los automóviles son también, cada vez más, en muchos sentidos, una red de sensores que rastrean decenas de tipos de información sobre su rendimiento y seguridad, además de ofrecer nuevas funciones y opciones de entretenimiento.
Ejemplos de Internet de las cosas
La Internet de los objetos (IoT) describe la capacidad de conectar todo tipo de dispositivos. Debido al creciente acceso ubicuo a Internet a través de la WLAN y la comunicación móvil, los dispositivos y sistemas cotidianos del entorno privado y profesional pueden participar en Internet a través de una potencia de cálculo cada vez menor y más barata. Por regla general, esta conexión a Internet va acompañada del hecho de que los dispositivos son capaces de transmitir los datos que registran en su ubicación y en su contexto mediante sensores. Pueden reaccionar a las órdenes de control a través de otras aplicaciones de nivel superior y hacer así lo que se desee. Los ejemplos van desde el encendido de una lámpara en el hogar inteligente hasta la supervisión y el control de grandes centrales eólicas.
La Internet de los objetos es básicamente, en primer lugar, la evolución lógica y técnica de Internet, facilitada por el hecho de que, en primer lugar, el acceso infraestructural a Internet es cada vez más ubicuo y, en segundo lugar, los ordenadores necesarios en forma de microcontroladores se han vuelto tan potentes y baratos que los objetos y sistemas cotidianos pueden conectarse a Internet con relativa facilidad.